Uruguay superó la línea de los 3 millones por primera vez en 1985, según el último Observatorio Demográfico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). ¿Cómo se explica este fenómeno?Domingo 30 de agosto de 2020
El campo en Uruguay.
Más vacas que personas:
Parte de la explicación de por qué Uruguay es demográficamente chico está en sus orígenes, le explicó a BBC Mundo la demógrafa Wanda Cabella, coordinadora del Programa de Población de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República (Uruguay).
La creación de la República Oriental del Uruguay con mediación británica a principios del siglo XIX, en verdad buscaba evitar que los gigantes de Argentina y Brasil tuvieran control sobre el estratégico puerto de Montevideo. Por eso, cuando se definieron los límites de su territorio, a nadie pareció importarle que el lugar tuviera más vacas que gente. De hecho, según el reconocido historiador uruguayo José Pedro Barrán, la ganadería extensiva (el método de producción que ha caracterizado al país) es otro de los factores que influyó en la escasa población. Después de todo, es poca la mano de obra que se precisa para controlar a las vacas y ovejas que pastan libremente por el campo.
Otra cuestión ha sido el hecho de que la población indígena, ya de por sí escasa en números, fuera aniquilada apenas un año después de que se jurara la primera constitución, en 1830. El país entonces se pobló con inmigrantes, especialmente europeos, cuyas ideas y cultura prevalecieron, señaló Cabella. Estos inmigrantes, agregó, incidieron en la temprana modernización de Uruguay, a finales del siglo XIX, con salud y educación universales, e ideas de avanzada como que la natalidad puede controlarse y no hay que tener «todos los hijos que dios te mande».
En otras palabras, Uruguay «pasó a incorporar la idea de ser una excepcionalidad dentro de América Latina y eso llevaba a que se le comparara con un país europeo», afirmó el politólogo e historiador Gerardo Caetano en entrevista con la radio local El Espectador.
«Un pueblo de viejos»:
Más allá de los motivos históricos, en concreto hay que analizar tres componentes para entender por qué la población uruguaya crece a un ritmo anual de tan sólo 0,19%, según el censo 2011 del INE. El primero es la baja natalidad. Mientras que en Bolivia, Haití y Guatemala las mujeres en promedio tienen 3 hijos, en Uruguay apenas llegan a 2. Estos datos de Cepal, pertenecientes al período 2010-2015, indican que en tierra uruguaya la tasa global de fecundidad está por debajo del nivel de reemplazo. Quizás por eso cuando el mes pasado la subsecretaria de Salud Pública anunció que en 2016 nacieron 47.049 bebés, 1.877 menos que en 2015, sintió la necesidad de aclarar una y otra vez: «Los uruguayos no nos vamos a extinguir».»Un pueblo de viejos»
Más allá de los motivos históricos, en concreto hay que analizar tres componentes para entender por qué la población uruguaya crece a un ritmo anual de tan sólo 0,19%, según el censo 2011 del INE. El primero es la baja natalidad. Mientras que en Bolivia, Haití y Guatemala las mujeres en promedio tienen 3 hijos, en Uruguay apenas llegan a 2. Estos datos de Cepal, pertenecientes al período 2010-2015, indican que en tierra uruguaya la tasa global de fecundidad está por debajo del nivel de reemplazo.
Es tal vez por esto msimo que cuando el mes pasado la subsecretaria de Salud Pública anunció que en 2016 nacieron 47.049 bebés, 1.877 menos que en 2015, sintió la necesidad de aclarar una y otra vez: «Los uruguayos no nos vamos a extinguir». Es que aquí donde se vuelve importante el segundo componente, que es la también baja mortalidad. De acuerdo con un informe de 2016 de la Organización Mundial de la Salud, en Uruguay la esperanza de vida al nacer es de 77 años. Mujica, con su famosa elocuencia, lo resumió mejor: «Somos un pueblo de viejos». Pero hay un tercer elemento.
«Desde la década de los 60 hasta hace unos pocos años, el tercer factor de bajo crecimiento poblacional es la emigración», dijo Juan José Calvo, representante adjunto del Fondo de Población de las Naciones Unidas, a BBC Mundo
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¿Quién paga?
Si bien la población estancada y envejecida de Uruguay tiene una lectura positiva («es la consecuencia del desarrollo, por la esperanza de vida alta y el libre ejercicio de derechos humanos», según Calvo), también genera desafíos. A medida que hay menos personas en edad activa y más adultos mayores, el financiamiento del sistema de jubilaciones y pensiones «se convierte en un tema de preocupación», dijo Cabella. Lo mismo sucede con la salud, el sistema de cuidados y la integración intergeneracional, agregó Calvo.
Pocos pero buenos:
En los últimos años, representantes políticos de los distintos sectores han presentado propuestas que van desde hacer deducciones de impuestos a las familias de clase media que tengan tres o más hijos hasta crear planes de fomento para estimular la llegada de trabajadores rurales latinoamericanos. Sin embargo, tanto Cabella como Calvo coinciden en que el país no debe plantearse al aumento demográfico como una meta nacional. Además de tener un éxito muy pequeño e implicar grandes inversiones de dinero, los programas de incentivo de la natalidad plantean preguntas éticas, dijo Cabella: «¿Por qué el Estado fomentaría que sus ciudadanos tengan más hijos? ¿Por qué la política habría de meterse en la vida privada de las personas?».