Muchos mandatarios afirman que «si bien la cooperación global en términos de recursos, experiencia y experiencias es primordial para desarrollar una vacuna, su fabricación y distribución, sin dejar a nadie afuera, realmente pondrá a prueba la cooperación global».
16 de julio 2020 En un artículo de opinión que ha sido publicado este miércoles en The Washington Post , ocho líderes de diferentes países del mundo , desde el primer ministro canadiense Justin Trudeau hasta la neozelandesa Jacinda Ardern , reclamaron a la comunidad internacional que se garantice que todo el mundo tenga la misma posibilidad de acceso a una futura vacuna contra el coronavirus. El artículo pone el foco en que la demanda mundial de una vacuna exitosa se disparará, lo que podría llevar a las naciones a competir por conseguir los valiosos suministros, mientras que la lucha de las organizaciones internacionales apunta a asegurar un acceso equitativo para todos. La nota fue firmada por Trudeau, Ardern , y los primeros ministros Pedro Sánchez , de España, Stefan Lofven , de Suecia, y Elyes Fakhfakh , de Túnez. Además participaron los presidentes Sahle-Work Zewde , de Etiopía, Moon Jae-in , de Corea del Sur y Cyril Ramaphosa , de Sudáfrica. Los mandatarios mundiales sostienen que «si bien la cooperación global en términos de recursos, experiencia y experiencias es primordial para desarrollar una vacuna, su fabricación y distribución, sin dejar a nadie afuera , realmente pondrá a prueba la cooperación global». «Por lo tanto, debemos garantizar urgentemente que las vacunas se distribuyan de acuerdo con un conjunto de principios transparentes, equitativos y científicamente sólidos. El lugar donde una persona vive no debe determinar si vive, y la solidaridad global es fundamental para salvar vidas y proteger la economía», expresaron en su comunicado. Los líderes mundiales firmantes afirman que desarrollar y distribuir una vacuna será «una piedra angular del fortalecimiento del multilateralismo para el futuro». Varios expertos tienen temores de que el nacionalismo y la producción de vacunas precontratadas puedan descarrilar tales esfuerzos y dañar la cooperación internacional.