Luego de la renovación del swap con China, un ejercicio hecho por los economistas es restar a los activos externos brutos los conceptos que no son de rápida ejecución, para estimar lo vulnerable que puede ser la entidad bancaria central.
La economía argentina vive momentos complicados con una marcada pérdida de reservas en divisas del Banco Central en una etapa en la que aumenta el superávit de la balanza comercial, se aproxima a cero el déficit de la cuenta por turismo internacional, sube el oro y se encuentra en cesación de pagos con bonistas bajo legislación extranjera. Desde USD 43.797 millones que en términos brutos recibió heredados el Gobierno de Alberto Fernández el 10 de diciembre de 2019, han bajado en unos USD 500 millones , a USD 43.303 millones, pese a la agudización del control y cepo cambiario desde que irrumpió la cuarentena el 20 de marzo. Pero la baja de la posición de activos externos del Central es todavía más significativa cuando se calcula la porción de disponibilidad inmediata, esto es de alta liquidez, como son las tenencias de billetes o acceso a transferencias bancarias, porque se ubica entre USD 5.600 millones, a USD 2.265 millones; y USD 4.600 millones, a USD 10.761 millones, según sean los conceptos que se resten al monto bruto. Previo a la pandemia del coronavirus, el Gobierno nacional tenía la aprobación del Congreso Nacional y a una década del recordado conflicto entre el ex presidente del Banco Central, Martín Redrado, y el primer gobierno de Cristina Fernández de Kirchner por la utilización de las reservas de la entidad para el pago de deuda pública, para que pueda volver a recurrir a esa herramienta, con contrapartida en la emisión del Letras del Tesoro por hasta USD 4.571 millones, a través de la Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva, en su artículo 61, para el pago de vencimiento en dólares de deuda bajo ley extranjera. Un monto que se ubica en el rango estimado de caída de la posición neta en divisas. Para poder establecer la cantidad de reservas propias del Banco Central de libre disponibilidad hay que seguir varios pasos, dada la diversidad de ítems que la componen, sus orígenes y sus formas: 1. Se resta el swap con el Banco Central de China. El canje de monedas, pesos y yuanes renminbi, pasan a formar parte de las reservas de cada uno de los dos países. El primer presidente del Banco Central en el gobierno de Cambiemos, Federico Sturzenegger, pidió autorización para usar el equivalente a USD 3.000 millones en los primeros días de Gobierno de Mauricio Macri, para poder contar con respaldo físico en una eventual pulseada con el mercado en la rápida salida del cepo cambiario, y que al no generar desconfianza fueron luego reconvertidos a yuanes en los primeros meses de 2016. Previamente, se había acordado con el Banco de la República Popular de China eliminar la condicionalidad que establecía que “sólo se podían utilizar para reforzar la posición de reservas y para pago de importaciones de ese país” como regían desde el primer acuerdo que firmó el ex presidente del Banco Central Martín Redrado, el 30 de marzo de 2009, por el equivalente a USD 10.000 millones. Previo pedido de autorización al Gobierno chino para poder convertir los yuanes en dólares y pago de la tasa prepactada, fue la única vez en que los yuanes se convirtieron en dólares. En ese caso no crecieron las reservas brutas, pero sí las líquidas. Mientras que el 6 de agosto último, en una nueva renovación del acuerdo entre países que, en el contexto de la cumbre del G-20 y la visita del presidente Xi Jinping a Buenos Aires, se amplió de los 70.000 yuanes renminbi original por otros 60.000 millones de yuanes (a unos USD 18.550 millones), en el que se incluyó el requisito de que la Argentina mantuviese vigente un acuerdo con el FMI, algo que hoy la Argentina no está cumpliendo la vigencia de un acuerdo con el FMI, como carta de garantía implícita de seguimiento de políticas tendientes a la estabilidad macroeconómica, con la prórroga que firmó el actual presidente de la entidad, Miguel Pesce. De todos modos, aun está em vigencia la exigencia del pedido anteriorde autorización al Gobierno de China para el uso del swap para enfrentar pagos externos, sea por deudas en dólares, financiamiento del déficit fiscal y otros compromisos del Gobierno nacional. A partir de esa aceptación comienzan a correr intereses, los cuales según fuentes del Banco Central “son los más bajos del mercado para la Argentina, incluso más ventajosos que los que aplica el Fondo Monetario por el crédito stand-by”. Sin embargo, llama la atención que bajo el argumento de “secreto de Estado” de los dos países no se publicitara si realmente es el menos oneroso, incluidas las comisiones de gestión. Actualmente, suman el equivalente a unos USD 19.100 millones. 2. Como el caso, anterior, también existen otras operaciones de swap, con organismos internacionales, las cuales se estiman en unos USD 2.800 millones. 3. La tenencia de oro en lingote y amonedado, que por la incertidumbre internacional y caída del dólar se ha apreciado desde el 10 de diciembre de 2019 en unos USD 1.000 millones, a USD 3.910 millones, según el último balance semanal de la entidad. En el Banco Central, como algunos pocos consultores privados, no comparten que se la excluya de la condición de reservas de libre disponibilidad porque “bien pueden venderse o entregarse en garantía a la Reserva Federal de los EEUU y convertirse en dólares”. Sin embargo, no se trata de un trámite inmediato y la sola mención dispararía más incertidumbre de la que actualmente existe un mercado que con cepo y controles muy rigurosos, superávit comercial; virtual eliminación del déficit por turismo, y revalorización del oro las reservas brutas no sólo no aumentan, sino que disminuyen. 4. Una observación surge para el caso del pedido de uso de las cuotas depositadas en organismos internacionales como país miembro, suman unos USD 4.600 millones, porque también su uso encendería una luz de alerta sobre la debilidad extrema de la posición en divisas del Gobierno. 5. Otro componente relevante de los activos externos en el Banco Central lo constituye el saldo de depósitos en dólares en el sistema bancario del sector privado que no fueron prestados al sector exportador, únicos posibles tomadores, los cuales suman poco más de USD 10.600 millones. Tras ese proceso se conoce una estimación extrema de la “licuación” de las reservas brutas de USD 43.303 millones a USD 2.265 millones propias de libre disponibilidad, o máxima de unos USD 10.800 millones ni no se restan las tenencias de oro y el uso de cuotas depositadas en organismos internacionales. Como sea, en términos brutos, como más aún líquidas, las reservas de este momento en el Banco Central son menores que las existentes al comienzo de gobierno de Alberto Fernández , independientemente de como relativizan el fenómeno en la entidad que preside Miguel Pesce: “no es comparable, ni localmente ni internacionalmente, por el cambio que provocó la pandemia del COVID-19”, por lo comentado previamente sobre el singular incremento del superávit comercial y también de la drástica caída del déficit de la cuenta de turismo internacional, más el efecto positivo de la revalorización de las tenencias de oro. Los signos de desconfianza que se evidencian en el mercado: No hay dudas, hay desconfianza en la mirada de los agentes financieros y cambiarios que se arrastra desde el momento en que la actual coalición de Gobierno ganó las primarias el 11 de agosto y se disparara el índice de riesgo país desde 870 puntos básicos , hasta un pico de poco más de 4.000 pb en abril cuando el ministro Martín Guzmán decidió no pagar un vencimiento de bonos bajo legislación extranjera y anunció un nuevo proceso de renegociación de plazos y condiciones con los bonistas. Y, ahora a pesar de haber alcanzado un acuerdo con los acreedores externos privados se resiste a quebrarel piso de los 2.000 puntos básicos ; mientras que la brecha cambiaria entre las cotizaciones alternativas en Bolsa y contado con liqui y la nominal para el comercio exterior se sostiene en el rango del 70% a 80%, y sube a más de 100% respecto del tipo de cambio efectivo para el complejo sojero, principal fuente de divisas del país. Por esto no parece ser casual que la primera reunión del gabinete temático fuera el del Comercio Exterior, con la idea de incentivar la generación de dólares , porque la permanencia de una amplia brecha cambiaria amenaza con la continuidad del superávit comercial, porque se constituye en un incentivo a la subfacturación o atraso de las exportaciones del agro, principalmente, mientras que alienta el anticipo de importaciones, o al menos por el duro cepo, la aceleración de los pagos de las hechas previamente, en previsión de una devaluación, como ha ocurrido históricamente en la Argentina.