Si bien el jefe de Estado descartó por ahora volver a la fase 1 del aislamiento social obligatorio, se mostró preocupado por el aumento de casos registrados. Criticó el desborde de los runners en la Ciudad de Buenos Aires y confirmó que seguirán negociando con los acreedores para alcanzar un acuerdo por la deuda
El presidente Alberto Fernández reconoció esta mañana que la velocidad de contagio del coronavirus “es la más alta” desde que la enfermedad llegó a la Argentina. “Por lo cual deberíamos estar en la fase 1, que es la cuarentena absoluta”, estimó. No obstante, sugirió que por ahora no se adoptará esa decisión porque hay muchos sectores que tienen ansiedades legítimas y piden terminar con el confinamiento. “Eso multiplica el riesgo”, planteó el jefe de Estado en un reportaje concedido a Radio 10.
“Piensen que la Ciudad de Buenos Aires tiene tantos casos como la provincia de Buenos Aires, con la diferencia que la provincia de Buenos Aires tiene el triple de habitantes. Eso es una pauta de lo que nos están pasando. Los porteños creemos que esto quedó circunscripto a los barrios más humildes y esto no es así. El 70% del virus está circulando por Caballito, por Palermo, por Recoleta”, agregó.
La fase 1 de la cuarentena fue la más estricta. Se inició el 20 de marzo e implicó que los comercios estén cerrados y sólo pudieran transitar los trabajadores de un pormenorizado listado de servicios esenciales. Esa nómina de actividades se fue ampliando y paulatinamente se incluyeron excepciones en diversos sectores económicos. Se incluyeron además paseos recreativos para chicos y recientemente se habilitaron los ejercicios individuales.
En este sentido, el mandatario se mostró muy molesto por el desborde de los runners, el lunes a la noche en la Capital Federal. Dijo que cuando vio las imágenes de las personas que salieron a hacer ejercicios se comunicó inmediatamente con el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, a quien le transmitió su preocupación. “Le escribí y le dije ‘esto está mal’; él me habló de la demanda y las ganas de ir a correr… todos tenemos ganas de salir, de comer un bife con un amigo, de ir a almorzar con la familia, yo quiero ir a la cancha más que nadie”, reveló.
“Horacio me dijo que iban a ver modos para que esto no pase. Ayer abrieron calles y mejoró el distanciamiento, pero es un incentivo a salir. Si yo digo que pueden pasear por una plaza los que quieran salir a correr. La plaza se me llena. La duda que me queda si la solución es volver atrás o poner más plazas. Porque si pongo más plazas, invito a más gente a correr”, reconoció Fernández.
Anoche, el gobierno porteño cerró calles y avenidas que rodean a los principales espacios verdes de la Ciudad para evitar la concentración de personas que se registró el lunes a la noche. Igualmente, el mandatario sugirió que podría haber una marcha atrás con la medida si en los próximos días se repite este escenario.
“En favor de Horacio, esa es una demanda que en la Ciudad de Buenos Aires era muy fuerte. Yo lo entiendo a él y lo estoy ayudando a conseguir una solución. Yo no sé si tengo razón cuando digo todas estas cosas porque no tenemos muchos antecedentes. España, cuando habilitó estas cosas, tuvo que volver atrás porque aumentaron los contagios”, reflexionó. PlayAsí fue el regreso de los runners a Palermo, el lunes pasado
Deuda: “Hay que llegar a un acuerdo”
El presidente Alberto Fernández reconoció que extenderán el plazo de negociación con los bonistas que tienen títulos en default para poder llegar finalmente a un entendimiento. “Está claro que la Argentina tiene que encontrar un acuerdo con sus acreedores», planteó el jefe de Estado.
Esta tarde, Fernández mantendrá un encuentro con el ministro de Economía, Martín Guzmán, para terminar de cerrar los detalles de la nueva propuesta que el país les realizará a bonistas. Dijo que la extensión del plazo de negociación podría ser de 10 días o incluso más hasta poder destrabar el diálogo. A modo de ejemplo, recordó que en 2005 las discusiones por la deuda comenzaron en enero y se terminaron cerrando en diciembre.
“Yo quiero serles franco. Yo podría haber cerrado un acuerdo y haber dejado a mi gobierno en paz sin tener que pagar nada, pero yo busco que el que llegue no tenga que cargar el muerto que yo le deje. Me parece que así tiene que funcionar”, analizó.
La cárcel federal de Ezeiza
El Presidente adelantó además que tomó la decisión de intervenir el Servicio Penitenciario Federal. En concreto, aunque no quiso revelar el nombre del elegido para cumplir esa función, contó que hoy mismo va a poner al frente a un hombre al que conoce desde que tiene 20 años y que es “alguien impoluto en la Justicia”.
“Vamos a designar una persona al frente de la subsecretaría de Asuntos Penitenciarios y al mismo tiempo va a tener el rol de interventor del Servicio Penitenciario Federal”, anunció el jefe de Estado, quien remarcó que tiene una “obsesión” por mejorar el sistema.
“A un Gobierno se lo juzga por sus cárceles, porque según cómo trate a los presos, ese es un gobierno que se preocupa o no por los derechos de la gente. No quisiera que sigan funcionando como hasta ahora, que (las prisiones) son como la tierra que se barre debajo de la alfombra”, describió en la misma entrevista.
En el mismo sentido, Fernández consideró que con el sistema carcelario actual, los reclusos “cumplen condenas y padecen los encierros mucho más de lo debido, en exceso, y al salir la única oportunidad que encuentran es la de volver a delinquir».