Han sido tres los presidentes juzgados y condenados tras ejercer el poder.
Alberto Fujimori fue condenado a 25 años de prisión por violaciones a los derechos humanos. Está recluido en la base de la Dirección de Operaciones Especiales de la Policía peruana.
Ollanta Humala y su esposa están acusados de lavado de activos en perjuicio del estado y también de asociación ilícita. Ambos están en libertad mientras sigue el juicio.
Pedro Kuczynski fue acusado de recibir sobornos de Odebrecht, renunció a su cargo antes que le hicieran una moción de censura, que en Perú se denomina “moción de vacancia”. Está bajo arresto domiciliario.
Y finalmente Martín Vizcarra Cornejo hasta ayer presidente del Perú. El Congreso unicameral de su país necesitó solo seis horas para dar curso a la segunda moción de vacancia en su contra que está vez, si, terminó con su mandato.
Se lo acusa de haber recibido sobornos cuando fue gobernador de Moquegua. La destitución, que es absolutamente constitucional, algo similar a las mociones de censura de las monarquías o repúblicas parlamentarias obtuvo 105 votos a favor, 19 en contra y 4 abstenciones.
Los partidarios de Vizcarra han salido a las calles y se han enfrentado a la policía antimotines, señalando que lo que ha ocurrido en el Congreso ha sido un “golpe de estado”. Cosa totalmente falsa. Las mociones de censura son constitucionales.
Vizcarra habló al país diciendo que dejaba el Palacio de gobierno y que se iba a su casa a pesar de las recomendaciones para que actuara por medio de acciones legales para impedir la actual situación.
“No tomaré ninguna acción legal, salgo con la frente en alto y a afrontar la falsedad de las acusaciones. Toda mi vida he actuado con transparencia poniendo todo mi esfuerzo, capacidad y corazón al servicio del pueblo”.